jueves, 12 de julio de 2012

Comunicación en Pareja


La comunicación, como aquí la tendremos, es un flujo constante que va y viene, que circula llevando y trayendo mensajes: ideal, propuestas, preguntas, puntos de vista, avisos, solicitudes, invitaciones, o proyectos, por nombrar unos cuantos.

La comunicación es una de las herramientas fundamentales de la vida. Las celular que forman los aparatos y los sistemas de nuestro cuerpo no solo se comunican entre sí y con sus vecinas, sino que tienen mensajeros que “salen” a comunicar datos o solicitudes y a recoger respuestas. Desde la distancia, las abejas mandan señales al resto del enjambre cuando descubren un banco de flores. Sabemos que las ballenas platican entre sí a millas de distancia. Y las pinturas rupestres son elocuentes indicadores de la capacidad de hombre y mujeres ancestrales de lanzar sus mensajes por el túnel del tiempo.

Las personas nos comunicamos porque queremos pertenecer, porque queremos escuchar a los otros para entenderlos, porque necesitamos querer y ser queridos (as).

También nos comunicamos porque queremos seguir siendo nosotras y nosotros mismos. Porque queremos explicarles a los demás quiénes somos y que necesitamos, para poder crecer y desarrollarnos con respeto y solidaridad.

Identidad

La comunicación se construye sobre bases fundamentales: identidad, mismidad, autoestima, proyecto de vida.
La identidad tiene que ver con nombrarnos, con conocer nuestra esencia, con tener presente nuestra propia estructura y también nuestros límites y posibilidades. La identidad implica un diagnostico maduro, informado y asumido de lo que somos.

La mismidad está íntimamente relacionada con la identidad y se construye al mirar a los otros, al distinguirlos de nosotros, al encontrarlos diferentes, al poner sobre nuestra identidad la certeza de que nadie es como nosotras y nosotros mismos y no otros.

La autoestima es compleja y en ocasiones mal interpretada, mal entendida. En ocasiones a la autoestima se le confunde con la vanidad, o el egoísmo. Por eso es que la construcción de la autoestima, en ocasiones, camina “cuesta arriba”, porque muchas veces los adultos tenemos la tendencia a reprimir las manifestaciones de admiración, respeto o cariño que puedan tener por sí mismas o por sí mismos los niños y los jóvenes.
Como su nombre lo dice, la autoestima es el amor por uno mismo, si consideramos la palabra amor en su dimensión más amplia y con todos los elementos que la conforman: conocimiento, atención, tolerancia, solidaridad, afecto, admiración, tiempo, o respeto. ¿Cómo podríamos comunicar nuestros mensajes si- por nuestra falta de autoestima- la consideramos inadecuados, impertinentes o triviales?

Quienes se especializan en asuntos de comunicación saben muy bien el papel que juegan dos elementos: a) los objetivos claros, la propuesta expresa de lo que proponemos o anhelamos; b) la pasión, la convicción, la dosis de ilusión con la que avanzamos en pos de nuestros propósitos

Una persona que tiene proyecto de vida claro puede añadir a sus mensajes estos dos elementos, para volverlos más brillantes, más asertivos, mas comunicables. Para la comunicación entre las personas, el proyecto de vida representa una catapulta que lanza con fuerza hacia un blanco fijo los propios mensajes.

Chapela Maria Luz, Relación de Pareja, 1a edición, Ciudad de México, Consejo Nacional de Población 1999, págs. 59, ISBN colección: 9706283633, titulo: 9706283609 

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